Adaptarse al cambio es una transformación personal que genera una incertidumbre difícil de gestionar y puede llevarnos a una crisis emocional y desestabilizarnos.
Es curioso, porque no solo nos aferramos a personas, a cosas o incluso a situaciones, sino que también nos quedamos enganchados con nuestros pensamientos, nuestras creencias fijas sin querer cambiarlas. La dependencia es como una droga, que crea adicción: cuanto más piensas, más quieres estar con esa persona o en ese lugar.
Vivimos cambios que son inesperados o aquellos que elegimos. Sucede que la vida de forma sorpresiva nos empuja hacia los cambios que necesitamos para crecer. Dejar ir y aceptar los cambios es una oportunidad para descubrir nuestros talentos, recursos internos que estaban dormidos.

Vivimos cambios que son inesperados o aquellos que elegimos. Sucede que la vida de forma sorpresiva nos empuja hacia los cambios que necesitamos para crecer. Dejar ir y aceptar los cambios es una oportunidad para descubrir nuestros talentos, recursos internos que estaban dormidos.
Pensemos en las veces que hemos terminado una relación y nos han terminado. La pérdida de esta persona puede producirnos estrés y mucha inestabilidad emocional que no permite que tomemos decisiones para nuestro bienestar. Si nos permitimos manejar el estrés y las emociones podría ser un recurso para prestarle mayor atención a las experiencias nuevas que estamos viviendo. Sin embargo, si el estrés es muy intenso puede bloquearnos.

En función de la magnitud del cambio y de nuestros recursos personales podemos sentir diferentes emociones: tristeza o dolor si se trata de una pérdida (padre, madre, amigos, hábitos, trabajo…); alegría si es un cambio deseado; rabia si es impuesto; ansiedad o miedo ante lo desconocido.
Aceptar los cambios, va ligado a un proceso de duelo por lo que dejamos atrás y creemos perder, sin embargo, cambiar no significa eliminar lo conocido sino integrar aquella experiencia dolorosa, teniendo consciencia de los aprendizajes y gratitud hacia lo vivido para expandir nuestro ser y evolucionar a una nueva etapa.
La Ley de la impermanencia es un principio budista que nos enseña a comprender que la resistencia al cambio es un camino erróneo, ya que si hay algo imparable es la constante transformación de cuanto nos rodea, de nuestro cuerpo y mente.
En este momento hay muchas personas transitando este proceso de transformación personal. Por ello deseo compartir contigo 6 EJERCICIOS PRÁCTICOS que te ayuden a superar una pérdida, dejar ir y aceptar los cambios que llegan a tu vida:Siempre es un buen tiempo para dejar ir aquello que nos ata al pasado, aceptar los cambios, hacer espacio a algo nuevo y darnos la posibilidad de confiar en la vida y en nosotros mismos.